viernes, 1 de octubre de 2010

Una mujer para la historia

                                               Siempre que alguien cumple un sueño hay una estrella que brilla más en el cielo ese día, porque su felicidad se dispara hacia el infinito, hacia lo más alto. El cielo de Ubrique debió ser más lúcido y bello que nunca porque la sierra gaditana fue testigo mudo de una ceremonia para la historia del toreo, pero sobre todo se escribió una página más en la vida de una persona.
Una luchadora nata que ha sabido ganarse el respeto del público y el más importante, el respeto hacia sí misma. No ha necesitado de montajes ni aspavientos, no ha necesitado tirar de prensa amarilla ni rosa, sólo de la taurina que es la más dura e implacable. Imparcial y objetiva siempre rigurosa con quien se viste de luces independientemente de si su coleta sea natural o no.

Sandra Moscoso - alternativa

Ha vivido por y para el toro sacrificando parte de su juventud y si me apuran de su feminidad, porque ha entregado al toro momentos de mujer como vivir una vida decorada con lima de uñas y zapatos de tacón, por botas camperas y ejercicio físico sin tregua. Por esfuerzo y tesón, por sufrimiento y espera, por deseos de la faena soñada en lugar del ocio propio de una chica de su edad.
Ubrique vivía un sueño que se hizo realidad , una alternativa soñada frente a dos toreros que marcaban también historia, y dejaban patente que el protagonismo le pertenecía a ella exclusivamente algo nada fácil en esto del toro. Nadie aquí esta dispuesto a ceder ni un ápice de su presencia en el ruedo, que lo llena todo por ceder los trastos a alguien en la cual ese día se posaban todas las miradas, en otros casos de féminas toreras , los diestros del alto escalafón se han negado a torear con ellas por eso precisamente.
La coqueta y remodelada plaza ubriqueña saboreó ese momento y fue el lienzo para la historia y sobre todo para plasmar ese sueño que no es más que un punto de inflexión, un punto y a parte. Es a partir de ahora cuando prosigue ese camino espinoso, esa lucha sin tregua, el tener que batirse el cobre cada tarde en el ruedo y abajo en los despachos.
El valor espartano de asumir las piedras del caminar en el mundo del toro, con sus injusticias más incomprensibles. El proseguir en la ascendencia y continuar en la fatiga de una profesión muy bella pero muy compleja, que es todo un tópico pero el más cierto, donde se entremezclan suerte, suerte y más suerte, con cualidades y el momento justo y preciso donde se debe de estar siempre a la altura.
Felicidades Sandra te lo mereces todo y como mujer todo un ejemplo de superación, orgullo y entrega, y que sean muchas las estrellas que brillen cada noche bajo nuestro cielo porque eso lo significara todo…




                                                              Olga Perez

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